El 1 de junio ha sido señalado como el Día Mundial de la Leche por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), con el objetivo de promocionar el consumo de este producto. Pero queremos que el 1 de junio sea conmemorado como una fecha por el rechazo al consumo de productos lácteos, y en defensa de una dieta vegetariana (sin productos de origen animal). Un día para recordar a las vacas, toros, terneros y demás víctimas inocentes del consumo de lácteos.
Sólo en España más de un millón de vacas son explotadas por su leche durante toda su vida, y son matadas en el momento en que su explotación deje de ser rentable económicamente. Viven encerradas sin posibilidad de moverse sobre suelo de cemento, algo que les provoca terribles dolores, y son inseminadas de forma sistemática para que queden embarazadas y produzcan leche. Al igual que en el caso de las mujeres, el cuerpo de las vacas produce leche después de que nazca su hijo. Pero al nacer los terneros, estos son apartados de su madre, en una experiencia que resulta traumática para ambos. Algunos de los terneros serán asesinados, y su cuerpo muerto se venderá en carnicerías. Otros pasarán a ser explotados a lo largo de toda su vida, y usados como recursos para producir leche.
Igualmente injusta es la explotación en la ganadería extensiva o “ecológica”. Aunque en este caso los animales pueden tener mayor posibilidad de desplazamiento, la explotación continúa. También se fuerzan los embarazos de las vacas, se las aparta de los terneros, y todos los animales son asesinados en el momento en que dejan de ser rentables. La explotación no pasa a ser algo más justo por el hecho de que los animales tengan un mayor espacio para moverse, ni por el hecho de no ser golpeados. Toda esclavitud y todo asesinato de animales es algo a rechazar.
Sólo en España más de un millón de vacas son explotadas por su leche durante toda su vida, y son matadas en el momento en que su explotación deje de ser rentable económicamente. Viven encerradas sin posibilidad de moverse sobre suelo de cemento, algo que les provoca terribles dolores, y son inseminadas de forma sistemática para que queden embarazadas y produzcan leche. Al igual que en el caso de las mujeres, el cuerpo de las vacas produce leche después de que nazca su hijo. Pero al nacer los terneros, estos son apartados de su madre, en una experiencia que resulta traumática para ambos. Algunos de los terneros serán asesinados, y su cuerpo muerto se venderá en carnicerías. Otros pasarán a ser explotados a lo largo de toda su vida, y usados como recursos para producir leche.
Igualmente injusta es la explotación en la ganadería extensiva o “ecológica”. Aunque en este caso los animales pueden tener mayor posibilidad de desplazamiento, la explotación continúa. También se fuerzan los embarazos de las vacas, se las aparta de los terneros, y todos los animales son asesinados en el momento en que dejan de ser rentables. La explotación no pasa a ser algo más justo por el hecho de que los animales tengan un mayor espacio para moverse, ni por el hecho de no ser golpeados. Toda esclavitud y todo asesinato de animales es algo a rechazar.
Respetar a los animales pasa por adoptar un estilo de vida en el que no sean perjudicados por nuestros actos, y esto no es en absoluto complicado ni peligroso. Una dieta vegana es apropiada en cualquier momento de la vida, tal y como han reconocido organizaciones tan prestigiosas como la Asociación Americana de Pediatría y la Asociación Americana de Dietética, formada por más de 60.000 nutricionistas.
Como consumidores tenemos un gran poder, y rechazando los lácteos y el resto de alimentos de origen animal (carne/pescado, huevos...), conseguimos que cada vez haya un menor número de víctimas, y que vayan extendiéndose alternativas veganas. El fin de la explotación y el asesinato de los animales pasa por que cada uno de nosotros y nosotras, al ir a la tienda a comprar, pensemos en lo que hay detrás de la leche y de cada producto de origen animal.
En las tiendas existen cada vez más alternativas a la leche, que la pueden sustituir en nuestra alimentación. En casi todos los supermercados podemos encontrar leche de soja y yogures de soja. Pero existen otras muchas opciones: leche de arroz, leche de avena, horchata, lecha de almendras, leche de avellanas, leche de trigo, leche de quinoa... La mantequilla puede ser sustituida por margarina. También hay cada vez más quesos y helados veganos.
Vegania viene ofreciendo desde hace años alternativas al uso de leche de origen animal, como cafés con leche de soja, batidos, bizcochos, tartas, arroz con leche, crepes, una gran variedad de quesos, nata, helados…y en general todo tipo de postres.
Desde la Organización Gastronómica Vegania queremos aprovechar expresamente esta fecha para mostrar nuestro rechazo al consumo de leche y lácteos de origen animal por todo el sufrimiento y perjuicios que conlleva y expresar que nuestro fin es invitar a una reflexión sobre un consumo responsable libre de explotación animal y animar a probar las alternativas veganas.
Las vacas son animales inteligentes, que distinguen colores y ven en profundidad, y su vida puede alcanzar unos quince años. Llegan a distinguir entre más de cien individuos, y eligen a sus líderes en función de su inteligencia. Establecen relaciones sociales complejas, teniendo amigas durante toda su vida, con las que llegan a acuerdos, por ejemplo, a la hora de dormir. Los terneros sufren un gran estrés cuando están en lugares desconocidos para ellos. Cuando una vaca es alejada de su ternero, se separa de las demás para enfrentarse a la experiencia, mientras otras se acercan a ella para intentar hacerla sentir mejor.
Debemos tener en cuenta que los animales tienen un sistema nervioso, que hace que tengan sensaciones y consciencia. Al igual que nosotros, experimentan placer y dolor, y tienen emociones. Poseen intereses, como el de vivir y el de no ser explotados, que deben ser respetados. Esto por sí solo es motivo más que suficiente para oponerse a la explotación animal y, por tanto, para rechazar el consumo de lácteos y tener un estilo de vida vegano, sin consumo de productos de origen animal, sin entretenernos a costa de los animales, sin comprarlos o venderlos como mercancías, y sin convertir a los animales en objeto de experimentos.
Los lácteos son considerados por una parte de la población como un alimento esencial en la dieta, especialmente en la de los niños. Sin embargo, esto es totalmente erróneo, ya que, como muestran varios estudios, el consumo de lácteos está relacionado con diversas enfermedades, como el cáncer de ovarios, problemas cardíacos, cataratas, asma o diabetes insulino-dependiente. Los países donde más lácteos se consumen son también los países en donde hay un mayor índice de osteoporosis, como vienen afirmando cada vez más profesionales de la nutrición, lo que refuta la idea de que “la leche es buena para los huesos”. Los nutrientes existentes en la leche pueden ser obtenidos de forma más eficiente en otros alimentos vegetales. Por ejemplo, podemos obtener calcio de alimentos como las verduras de hoja verde, los frutos secos, los higos secos, el brécol, la leche de soja enriquecida...
Además, la ganadería en general es la actividad más contaminante de todas, lo cual perjudica a billones de animales en todo el mundo, provocando que haya más víctimas inocentes. Un estudio de la Universidad de California demostró que cada vaca emite más de 150 kilos de gas metano al medio ambiente, lo cual supone una contaminación cuatro veces mayor a la provocada por un automóvil. La obtención de productos de origen animal supone un derroche de recursos. El 80% del agua, así como la mayoría de los cultivos mundiales, son destinados a los animales en las granjas, quienes son matados y criados de nuevo sistemáticamente. Por estos motivos, una dieta vegetariana es sostenible y más eficiente a nivel medioambiental, al contrario de lo que afirman personas desinformadas.
Vegania
Organización Gastronómica info@veganiaong.org