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Una de las características que mejor definen nuestra actual forma de alimentarnos es el envasado, las conservas, el precocinado o el congelado. Todo ello implica la utilización de productos químicos y exceso de grasas y proteínas en nuestra dieta diaria, de claros efectos perniciosos para nuestra salud. El premio “Tortilla de silicona” se otorga a aquel anuncio que pretende que nos alimentemos de una forma más insana y alejada de los variados sabores tradicionales de la dieta mediterránea. Estos son los anuncios finalistas este año:
Portal web Equipo Actimel (www.equipoactimel.com)
Los alimentos funcionales que comenzaron prometiendo cosas de lo más vulgar (por ejemplo, calcio en la leche, eso sí, añadido de forma industrial) han pasado a crear incluso un lenguaje pseudocientífico, difícil de comprender para la ciudadanía y con evidentes tintes de oportunismo mercadotécnico: “prebiótico” o “inmunitas” son sólo un ejemplo. Nestlé, una de las grandes multinacionales que se reparte el negocio de la alimentación, es ya toda una experta es este tipo de alimentos pseudomágicos y ha conseguido lanzar con gran éxito de ventas un producto que promete “mejorar tus defensas”. El Actimel de Danone contiene la bacteria L. casei cepa DN-114001, patentada por la empresa y, a pesar de los esfuerzos publicitarios de Danone, los estudios independientes muestran que el producto genera los mismos efectos a nivel inmunitario que cualquier otro tipo de yogur, eso sí, es hasta cuatro veces más caro.
El portal www.equipoactimel.com es parte de esa campaña, pero con el agravante de que la desinformación todavía es mayor en este espacio dirigido a la población infantil. Los protagonistas del portal web son Ele, Casei y Nitas, tres superhéroes que “sólo están en tú actimel, así que actimelízate”, recomiendan. Los tres superhéroes hablan de bacterias y defensas como buenos y malos, a pesar de que la supuesta fórmula mágica del Actimel, el L. casei cepa DN-114001 es justamente una bacteria.
“Pásate a la margarina”, de Unilever.
La mantequilla, de origen animal (procede exclusivamente de leche o nata), siempre ha sido valorada por los consumidores como un producto más natural que la margarina, producto característico de un cada vez más industrializado sector alimentario. Las margarinas se obtienen a través de complejos procesos tecnológicos a partir de aceites vegetales, contienen una gran cantidad de aditivos (emulgentes, conservantes, acidulantes, aromas y colorantes) y aportan vitaminas y calcio sólo en la medida en que se añaden en el proceso de elaboración del producto (frente a los nutrientes naturales que lleva la mantequilla). A pesar de que las margarinas actuales han reducido el uso de las grasas trans (que contribuyen a elevar el nivel del colesterol malo (LDL) y a disminuir el colesterol bueno (HDL)), para adecuarse a las distintas legislaciones que comienzan a regular este tipo de grasas, las grasas trans de la margarina surgen del proceso de elaboración del producto (hidrogenación de las grasas vegetales) en vez de ser grasas naturales como ocurre con la mantequilla.
“Una tostada con margarina es más saludable que una sin”, dice este anuncio firmado por Flora, Ligeresa y Tulipán, tres de las marcas de margarina de la gran multinacional de la alimentación Unilever. La empresa angloholandesa, con cientos de marcas de alimentación en aparente competencia, aporta su interesada opinión con la seguridad de que la capacidad de difusión de sus mensajes es muy superior a la de un nutricionista o un médico. Más allá del complejo debate sobre si es más saludable la mantequilla o la margarina, el papel de Unilever y otras empresas del sector es irresponsable anuncio tras anuncio, más aún en un producto que apenas contiene proteínas o hidratos de carbonos y que por su alto contenido en grasas puede fomentar una dieta sobrecalórica.
“Los Hippies carnívoros” de Campofrío
La campaña publicitaria de Campofrío “Vegetarianos”, con su supuesto toque “humorístico” ridiculiza el vegetarianismo y el rechazo al consumo de productos animales, lo que ha provocado la indignación de las personas partidarias de esta opción. Ante las quejas de los vegetarianos, esta publicidad fue retirada temporalmente, aunque posteriormente se volvió a emitir. La empresa se escudó en el supuesto humor del spot para justificar la ridiculización de los vegetarianos.
La imagen de la familia vegetariana que muestran, resulta totalmente irreal, arcaica, desfasada y ridícula. Ningún vegetariano se ve identificado por esa familia. Resulta muy frecuente en televisión, prensa, publicidad, etc. dar una imagen falsa de los movimientos más críticos con el “modelo de consumo”. A menudo se los tacha de violentos, extremistas, locos, idealistas, desfasados… En definitiva, se trata de desacreditarlos frente a la opinión pública, ya que su discurso puede ser una amenaza para “el sistema”.
La opción del vegetarianismo es elegida en buena parte por respeto a los animales, pero cada vez son más las personas que la eligen porque supone la defensa de un modelo más sensato social y ambientalmente. Aquí hay algunos datos que ponen de manifiesto lo dicho anteriormente: • Una vaca ha de alimentarse con casi 10 kg de proteína vegetal para producir 1 kg de proteína animal de consumo humano. • La persona que centra su dieta en la carne, para conseguir en torno a 2.400 calorías/día, requiere 1,5 hectáreas de terreno dedicadas a ganado. Si la misma persona basa su dieta en trigo, podría alimentarse con 0,12 hectáreas. • Media hectárea cultivada con arroz y judías puede dar de comer a seis personas. • En los países industrializados, un 80% de los cereales se emplea para alimentar animales. • Una parte importante de la quema de bosques en la Amazonía proviene de la constante extensión ganadera para satisfaces las demandas de las cadenas mundiales de hamburguesas. • El ganado se cría en las explotaciones intensivas, contra-natura, encerrados la mayor parte del tiempo, con muy poco espacio para moverse, alimentado con piensos… . Además estas granjas son muy contaminantes.
Así pues, la opción de no comer o reducir la ingesta de alimentos de origen animal contribuye a reducir la deforestación, el uso de combustibles fósiles empleados en labores de cultivo, la contaminación de las aguas… Una alimentación que diera más prioridad a los productos de origen vegetal permitiría una mejor distribución de la alimentación y podría ser un paso clave a la hora de erradicar el hambre en el mundo.
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